Hoy en día esto nos parece impensable, pero la verdad es que los primeros coches no disponían de nuestro protagonista redondeado, sino que se conducían con cañas de timón. Esto es así por influencia de la industria náutica, de la que provenían los conocimientos sobre control y dirección.
Fue en 1894 cuando Alfred Vacheron utilizó el volante por primera vez durante la carrera París – Ruan. Desde este momento quedó demostrada la efectividad y mayor comodidad del volante y, por ello, en 1898 todos los automóviles de la marca Panhard lo incluían de serie. En tan solo una década, el volante consiguió sustituir a la caña de timón en todos los automóviles que se fabricaban.